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31 Oct 2017
engagement gestión de talentos organización de las instituciones

Principios de management aplicados a la política

Por Mg. Pablo Medina

 

Director de la Carrera de Administración de Negocios de la Universidad de San Isidro (USI) 

En el último tiempo escuchamos decir que el gobierno nacional, elegido en 2015, pecaba de cierta ingenuidad política porque se trataba de un “gobierno de CEO´s”. Mas allá de analizar la veracidad de esta frase, conviene detenerse a pensar en algunos puntos de interrelación entre la experiencia del mundo de los negocios -que poseen muchos integrantes del gobierno- con el ejercicio de la política.

En el mundo actual de los negocios, tan cambiante y volátil, entender desde la cabeza de la empresa lo que quiere un cliente implica un trabajo no sólo para la gente de la trinchera, sino también para el management de la compañía. Aquel CEO o Director que se la pasa en reuniones y en el planeamiento estratégico sin atender ni ver lo que sucede en el campo de batalla, ya es una versión perimida. El concepto de “managing by walking  around”, popularizado por Tom Peters años atrás, entendido como el manager que pasea, visita y conoce lo que sucede con los clientes y con los empleados de los distintos rangos, es hoy moneda frecuente en las mejores empresas. Es el modo de poder palpar de cerca cuáles son las necesidades, los intereses, las emociones, de los que son el motor de la compañía: empleados y clientes.

El gobierno aplicó esto, y los famosos “timbreos” que son una marca registrada de Cambiemos, es una forma de aplicar ese principio del management a la política. Visitar vecinos, charlar con ellos, conocer sus realidades, mostrarse preocupados por lo que les pasa, y ser motor de un cambio para mejorar sus vidas, es una herramienta que seguramente aportó mucho al oficialismo. Actualmente, en un mundo de la innovación, usar las recetas del pasado y creer que van a tener los mismos efectos que tuvieron antes, es pecar de iluso. Las empresas más innovadoras son aquellas que se animaron a ir más allá de lo tradicional, a intentar algo distinto, algo poco conocido, ofreciendo un producto o servicio que rompe con los esquemas tradicionales.

Pensar en que una mujer joven, menuda, de apariencia sencilla, con poca experiencia en la política y la gestión podría convertirse en el adalid de la victoria en un bastión clave del peronismo desde la restauración democrática, iba contra toda lógica. Que la iban a devorar, que no iba a poder con los barones, que la provincia fue, es y será peronista. Pero, justamente, este “salirse de las reglas” y apostar un pleno por una jugada tan arriesgada fue quizá “EL MOTIVO” por el que hoy gobierna Cambiemos, más allá de los probables “errores” del adversario. En estas últimas elecciones de medio término, algo similar -aunque en otra magnitud- ocurrió con la postulación de un candidato que venía de ser Ministro de Educación, con poco carisma político, y con bajísimo nivel de conocimiento en el electorado.

En las empresas, si bien siempre hay una cabeza que toma decisiones y marca el rumbo de las compañías, aquellas que son más exitosas se basan en crear equipos de trabajo y en formar y preparar una sucesión para el día en que el líder ya no esté. Siempre, en el trabajo en equipo se forman las mejores ideas, se potencia el resultado global por el aporte de las distintas visiones, y esto se traduce en mejores resultados para la compañía. El líder exitoso no es el más capaz en términos de visión, conocimientos o experiencia, sino aquel que es capaz de rodearse de gente que sepa más que él.

La coalición gobernante supo trasladar este principio al armado político de gestión en los distintos niveles -Nación, provincia y municipio-, para potenciar desde allí a los mejores valores. Cabe aclarar que tanto la actual gobernadora de Bs As como el Jefe de CABA vienen de aportar a la gestión de Macri en su gobierno al frente de Ciudad de Buenos Aires.

Seguramente, cometieron y cometerán muchos errores políticos, y de los otros también, por no provenir de la arena partidaria. También podríamos argumentar que muchos de los errores que cometieron podrían haberse evitado si hubieran contado con ese bagaje de política. Pero, quizás, esa desventaja, ese “no contar con la sabiduría tradicional para acceder a los cargos máximos”, puede constituir un factor decisivo para hacer algo distinto, para modificar lo que lleva haciéndose desde hace mucho tiempo de la misma manera, y que, sin dudas, viene arrojando -desde hace varias décadas- resultados muy decepcionantes.

 

 

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